2. PATOLOGÍAS NEUROLÓGICAS
ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa del cerebro que se caracteriza normalmente por un deterioro de la memoria y que presenta una anatomía patológica específica con placas seniles y ovillos neurofibrilares.
Con el tiempo, la enfermedad de Alzheimer produce alteraciones a nivel de neurotransmisores y una atrofia cerebral importante.
Figura. Causas de demencia en el anciano
Obtenida de Capítulo 4. Pérdida de memoria, Alzheimer y demencia.
Así, tras la pérdida de memoria, otros síntomas que van apareciendo son: dificultades para encontrar palabras, dificultades en la visión y el espacio, y problemas de razonamiento.
Además la enfermedad provoca cambios de conducta en el paciente: apatía, irritabilidad, agitación, ansiedad...
Bien sola o en combinación con otros trastornos, la enfermedad de Alzheimer es la causa de aproximadamente del 75% de los casos de demencia y de cerca del 75% de los casos de deterioro cognitivo leve.
- CAUSA Y FORMAS DE PRESENTACIÓN.
La prevalencia global de la enfermedad de Alzheimer se estima alrededor del 10%. La aparición de la enfermedad aumenta con la edad, aunque no forma parte del envejecimiento normal.
Existe cierto riesgo genético, y los antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer en un pariente de primer grado aumentan el riesgo de padecerla entre 2 y 4 veces.
En el momento del diagnóstico se distinguirá entre deterioro cognitivo leve y demencia por Alzheimer, siempre descartándose otras causas como son el envejecimiento normal y otros tipos de demencia.
Ideas clave:
- El alzheimer es una enfermedad del SNC enfermedad neurodegenerativa del cerebro que se caracteriza normalmente por un deterioro de la memoria, y que es la principal causa de demencia en paciente anciano.
- Además de pérdida de memoria aparecen problemas para encontrar las palabras, razonar y cambios de conducta en el paciente.
El tratamiento tiene como objetivo mejorar los síntomas.
- Los fármacos más empleados actúan a nivel de los neurotransmisores acetilcolina, glutamato o dopamina ( los principales son los inhibidores de acetilcolinesterasa y memantina) y mejoran el estado funcional del paciente.
- TRATAMIENTO.
Al igual que en las patologías previamente mencionadas, no existe tratamiento curativo sino que los fármacos empleados ayudan a potenciar la función cognitiva del paciente y a tratar síntomas como el estado de ánimo, la ansiedad, la agitación y otros problemas de conducta.
Tratamiento farmacológico de la enfermedad del Alzheimer:
- Inhibidores de la colinesterasa (donezepilo, rivastagmina, galantamina): aumentan la concentración de acetilcolina en las sinapsis y mejoran la memoria, la atención, el estado de ánimo y la conducta. Los inhibidores de la colinesterasa son eficaces y se toleran bien (el paciente puede experimentar síntomas gastrointestinales y sueños vívidos). Se administran una vez al día en forma de comprimidos o parches, no habiendo diferencia de eficacia o seguridad entre los distintos principios activos mencionados.
- Memantina: actúa a dos niveles, modulación del glutamato (implicado en la degeneración de neuronas) y potenciación de la transmisión de dopamina, ambos neurotransmisores. El fármaco mejora la atención, el grado de alerta, la apatía y el funcionamiento global del paciente, aunque pueden aparecer como efectos adversos somnolencia y confusión. Se administra por vía oral.
La terapia de combinación con inhibidores de la colinesterasa más memantina es la que consigue los mejores resultados a corto y a largo plazo en pacientes con demencia de moderada a grave de la enfermedad de Alzheimer.
Además, se pueden emplear otros fármacos para tratar ciertos síntomas:
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (sertralina, el citalopram o el escitalopram): en particular aquellos que tratan tanto la ansiedad como la depresión. Se emplean en caso de depresión que a veces acompaña al deterioro cognitivo leve.
- Antipsicóticos atípicos (risperdona): se utilizan en el tratamiento de los síntomas de delirio, la paranoia y la agitación. Tienen como efecto adverso la sedación a dosis altas.