1. OTORRINOLARINGOLOGÍA
1.2. BASES FISIOPATOLÓGICAS
1.2.2. NARIZ
La nariz filtra el aire que respiramos, eliminando el polvo, los gérmenes y los irritantes. Calienta y humedece el aire para evita que los pulmones y los tubos que conducen a ellos se resequen. La nariz también contiene células nerviosas que ayudan al sentido del olfato. Cuando existe un problema en la nariz, todo el cuerpo puede sufrir. Por ejemplo, la nariz tapada por un resfriado puede dificultar la respiración, el sueño o el bienestar general. Además de la congestión, muchos otros problemas pueden afectar la nariz. Entre ellos:
- Tabique nasal desviado: es una desviación de la pared que divide la cavidad nasal en mitades.
- Pólipos nasales: masas blandas que se desarrollan en la mucosa nasal o de los senos paranasales.
- Hemorragias nasales.
- Rinitis alérgica: Inflamación de la nariz y de los senos paranasales, a veces causado por alergias. El principal síntoma es la secreción nasal.
- Fracturas.
Cada primavera, verano y otoño, árboles, malezas y pasto liberan pequeños granos de polen al ambiente. Algunos de ellos terminan en la nariz y garganta. Esto puede provocar un tipo de alergia llamada rinitis alérgica.
El término rinitis nos describe una situación de inflamación de la mucosa de las fosas nasales, secundaria a múltiples posibles causas: infecciosas, alérgicas, funcionales, metabólicas, traumáticas, físico-químicas, farmacológicas, ocupacionales, que pueden presentarse de manera aguda o persistir en la cronicidad, y que está caracterizada por una serie de síntomas: congestión u obstrucción nasal, rinorrea, estornudos, prurito, rinorrea posterior, además de síntomas oculares, faríngeos y óticos, que la convierten en un heterogéneo conjunto de patologías.
Hablar de rinitis significa hablar de un síndrome asociado a una infección de las vías respiratorias superiores que puede ser causada por más de 200 virus distintos; por ello, no se trata de una enfermedad específica, por lo que su terapia estará basada en el alivio sintomático del cuadro, al no contar con medicamentos concretos (salvo en el caso de la gripe).
Los analgésicos (paracetamol, AINEs) suelen ser lo más efectivo frente a la rinitis vírica pues controlan sus síntomas. Por otra parte, los descongestivos (oximetazolina, xilometazolina) de uso tópico, son muy efectivos, aunque precisan control en cuanto a la duración de su uso. Los antihistamínicos, mediante su acción anticolinérgica y de sedación central producen disminución de rinorrea, estornudos y facilitan el sueño. Por lo cual estos grupos terapéuticos pueden ayudar al control de la sintomatología causada por la rinitis.