Formación Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria

CURSO EL PACIENTE AMBULATORIO: Atención al paciente ambulatorio, comunicación y entrevista clínica. Adherencia al             tratamiento. Farmacia ambulatoria y nuevas tecnologías.

FARMACIA AMBULATORIA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

1. INTRODUCCIÓN

La farmacia ambulatoria, como unidad perteneciente al Servicio de Farmacia Hospitalaria, surgió con la finalidad de responder a las necesidades farmacoterapéuticas de los pacientes que acuden a las consultas externas del hospital.

La dispensación de medicamentos a estos pacientes viene regulada por la Ley General de Sanidad de 1986 y por la fase V del Programa Selectivo de Revisión de Medicamentos (PROSEREME V) de 1991, la cual establece que los medicamentos de Uso Hospitalario deben ser prescritos por un médico adscrito a los servicios de un hospital y el Servicio de Farmacia Hospitalaria será el responsable de su dispensación.

En cuanto a la atención farmacéutica, ésta se contempla por primera vez entre las funciones de los Servicios de Farmacia en la Ley 25/1990 del Medicamento. Otras disposiciones legales tales como las leyes de ordenación farmacéutica de las comunidades autónomas y la Ley 16/1997, de 25 de abril, de Regulación de Servicios de las Oficinas de Farmacia involucran al farmacéutico en la implantación de programas de atención farmacéutica que colaboren con el uso racional del medicamento. No obstante, ninguna de estas normativas determinan claramente las actuaciones a realizar a pacientes externos. La primera y única ley que existe en España que define claramente objetivos, actividades y necesidades de la atención farmacéutica a pacientes externos es la Orden de Creación de Unidades de Atención Farmacéutica a Pacientes Externos (UFPE) de 31 de julio de 2001 de la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana.

En base a esta última ley, además de la propia dispensación, se han descrito diferentes funciones que deben realizar las UFPE1:

  • Desarrollar programas de atención farmacéutica que promuevan el uso racional de los medicamentos, mediante formación y educación a los pacientes en cuanto al manejo y actitud frente a su tratamiento farmacológico, así como información a los profesionales sanitarios sobre aspectos relacionados con la farmacoterapia.
  • Desarrollar programas de educación sanitaria que garanticen el cumplimiento de los autocuidados no farmacológicos básicos para un óptimo resultado clínico.
  • Impulsar la coordinación entre los dos niveles asistenciales, atención primaria y especializada, en cuanto a la política de medicamentos y programas de educación sanitaria.
  • Analizar el gasto farmacéutico extrahospitalario generado por los especialistas del hospital con la finalidad de desarrollar estrategias de mejora para optimizar la utilización de los recursos farmacoterapéuticos.

En este contexto, la implementación de nuevas tecnologías en el ámbito asistencial supone el siguiente paso en el desarrollo de estas actividades de atención farmacéutica, ya sea para su utilización por los propios profesionales sanitarios como para su explotación por los pacientes.